viernes, 8 de septiembre de 2017

V Reconocimiento Empresarial "1523"

 Un año más queremos dar a conocer el esfuerzo, el tesón el buen hacer de nuestras empresas galapagueñas.

El Reconocimiento Empresarial "1523" es un momento especial para la asociación, surge por el deseo de la junta directiva de otorgar unos premios relacionados con el mundo comercial y empresarial, pero no teníamos claro los criterios.
Hace ya cinco años Julián de Castro cumplía 100 años y entonces dijimos: ¿Por qué no reconocer a las empresas más longevas del municipio?, nos pareció una buena idea, nunca imaginamos todo lo que íbamos a aprender de la historia de las empresas, de la historia de Galapagar, de sus vecinos....Anécdotas, pequeñas historias....

Poco a poco íbamos descubriendo que había empresas centearias, Restaurante Trinidad y de más de 100 años como El estanco de Elisa, después de Elisa parecía que ya no habría nadie más antiguo y se lo dimos a Restaurante Marcelino que entonces cumplía 67 años , nada menos que tres generaciones.

Pero este año cuando empezamos a preguntar para ver a quién le tocaba, nos encontramos con Carpintería Mateos y que lleva 140 años aproximadamente, generación tras generación...

Esta vez, Mª Jesús ,la hermana de Fernando el actual gerente, nos ha ayudado muchísimo, ya que ha recopilado información, datos, fechas....
 y esta es la historia de Carpintería Mateos:


No sabría muy bien decir cuando empezaron las andaduras de la carpintería de mi familia. Mi padre, Vicente, siempre decía que en la "guerra de los Carlistas"... ¡esos son muchos años!... ¡ más de 140!, pero... ¡quien sabe!.

Que sepamos nuestro bisabuelo por parte materna, Pedro Zamorano Mingo-Juan, además de ser labrador, ganadero, entibador en la mina de cobre Antigua Pilar de Colmenarejo, también era carpintero.
Según la RAE entibar es: Apuntalar, fortalecer con maderas y codales las excavaciones,especialmente las minas, y otras estructuras que ofrecen riesgo de derrumbamiento.

En aquella época la carpintería estaba al lado de su casa, en la calle Travesía de Soberanía esquina a la calle Soberanía y el suelo era de tierra.

No se como, ni cuando nuestro abuelo Miguel Mateos empezó a trabajar con Pedro Zamorano, alternando los trabajos de carpintería con los de ganadería y labranza. Hay un recibí firmado por el abuelo Miguel Mateos con fecha de primeros de marzo de 1920, por un importe de 12 ptas, con relación a unos arreglos en un pajar de la c/ Calvario, propiedad de Dª Vicenta Sánches Greciano.

Por entonces el abuelo Miguel Mateos ya estaba casado con Marina Zamorano Escohotado, la hija menor del bisabuelo Pedro.
Vicente el primer hijo del matrimonio había nacido el 15 de septiembre de 1918 en plenas fiestas patronales.

En el último testamento de nuestro bisabuelo Pedro Zamorano Mingo-Juan, fechado el 22 de agosto de 1924, deja a sus hijas Lucia y Marina, entre otras cosas, el edificio destinado a carpintería, algo de madera y varias herramientas y útiles del oficio de carpintero.

Del matrimonio entre Miguel Mateos Guadaño y Marina Zamorano Escohotado nacieron 6 hijos, 3 varones y 3 mujeres, Vicente, Engracia, Marina, Miguel, Manolo y Carmina y como era usual por entonces los hijos varones "heredaban" el oficio del padre, y los tres hermanos Vicente, Miguel y Manolo pasaron a trabajar con nuestro abuelo y a ser Carpinteros.

Mi padre, Vicente, nos contaba que cuando él era pequeño, con unos 6 años, tenia que ayudar a su padre, ya que era el mayor y  por entonces el bisabuelo ya no podía trabajar. El abuelo Miguel, iba a buscarle al colegio para que le ayudara a sujetar los palos mientras que él los cortaba. Como era muy pequeño y no llegaba al banco, se subía en un taburete. Un día después de ayudar a su padre llego todo contento a casa contando todo orgulloso a su madre que le habían tenido que cortar un par de centímetros las patas del taburete, ¡había crecido y ya llegaba mejor al banco!.
Cuando tenia unos 13 o 14 años,  Engracia Guadaño Vicente, tía materna del abuelo Miguel, se lo llevo a vivir con ella a Madrid y empezó a trabajar con Andrés Moreno Guadaño, también de profesión carpintero y hermano del abuelo Miguel, donde aprendió hacer maletas, pero no le gustaba la vida de la ciudad y decidió volverse al pueblo, por entonces sus hermanos eran aun muy pequeños.

Nuestra abuela Marina nos contaba que cuando tenían que cortar material se tenían que ir a Villalba para que se lo serraran ya que en el taller no tenían útiles mecánicos (como se deduce de una póliza de seguro de la Compañía “El Águila” a nombre del bisabuelo Pedro con fecha 30 de mayo de 1933 y otra posterior a nombre de la abuela Marina fechada el 11 de abril de 1940)

Tres años después el 17 de julio de 1936 comenzaría la Guerra Civil. Hacia el final de ésta Vicente fue llamado a trincheras, su hermano Miguel tenia 11 años y Manolo tan solo 8 años.

Hay un documento, fechado el 21 de noviembre de 1939 "año de la Victoria", firmado por el cura Dº José Aparicio, por 15 bancos reclinatorios, en el que se compromete a pagar 420 ptas y dice curiosamente: "Esta cantidad será pagada total o parcialmente cuanto antes posible". ¡No sabemos sí el abuelo la cobró!

El 22 de febrero de 1941 el bisabuelo Pedro Zamorano Mingo-Juan fallecía a la edad de 92 años

Por aquella época en el taller de carpintería se hacia de todo, cantareras, puertas, ventanas, cunas, maletas, mesas, carretillas, bancos para la iglesia, plazas de toros, cubiertas de madera... y hasta ataúdes. ¡Sí! también ataúdes... no como los que hay ahora ¡claro está!. Nos contaban que cuando alguien fallecía, alguno del taller, el que más se pareciera a la complexión del difunto, se tumbaba sobre una tabla y de esa forma tomaban medida para hacer el ataúd del difunto. ¡Ataúdes  a medida!

Cuando salían a trabajar, no siempre el trabajo estaba cerca. Sí no estaba demasiado lejos mi abuela y mi tía Marina les acercaban la comida. Cuando la distancia no lo permitía, como muchos otros se llevaban la "tartera"

Hacia 1953, el taller de carpintería se trasladó a la carretera de Torrelodones, el edificio era más grande, tenía luz eléctrica, se le va dotando de maquinaría y aunque al principio el suelo también era de tierra unos años más tarde se cubrió con tacos de madera, con la testa hacia arriba formando un suelo un tanto atractivo que pocas carpinterías tienen y que muchos clientes quisieron tener en su casa. ¡Suelo que a día de hoy aún existe!.

En 1955  se construye una nave destinada a taller de carpintería con un anejo destinado a almacén y secadero en la c/ Maestro de Alpedrete  para que el mayor de los hermanos, Vicente, se trasladara allí pero finalmente es Miguel, el mediano de los tres hermanos el que se trasladó a Alpedrete, creando allí su propia carpintería. Pese a la distancia la relación de los tres  hermanos siempre fue excelente y nunca dejaron de apoyarse ni personal ni laboralmente, desarrollando conjuntamente muchas obras.

Hicieron grandes obras como la cubierta de la casa de la finca de Los Árboles propiedad de Gasset, la cubierta de la casa de la finca La Viña propiedad de Dº Manuel Arburúa, quien fue presidente del Banco Exterior y ministro de Comercio. Unos años después Dº Manuel Arburúa les ayudo a conseguir un camión para poder transportar la mercancía, cosa que hasta entonces se hacía en carro, en burro o alquilando algún medio de transporte. También trabajaron en la Bola del mundo, Navacerrada, chapando de madera los edificios, para acondicionarlos a las temperaturas.

Cuando eramos pequeños recuerdo a mi padre y a mi tío Manolo irse a trabajar al taller a las 12 de la noche. Por aquella época la luz no tenia mucha fuerza y por el día no podían trabajar con algunas máquinas, por lo que esperaban a la noche cuando todo el mundo dormía para poder trabajar ya que sabían que no se quedarían sin luz y ésta tendría más fuerza. Sí es que no había tormentas.

Al jubilarse el abuelo Miguel las riendas de la carpintería las llevan los dos hermanos a la vez Vicente y Manolo y la carpintería cambia el nombre a "Vicente Mateos y hermanos"

La madera que empleaban era en un porcentaje muy elevado de Pino Valsaín (pino silvestre), ya la empleaba nuestro abuelo Miguel. Para conseguirlo era necesario presentar los pedidos en El Palacio Real, en las oficinas del patrimonio, ya que es este quien lo gestiona.
En la época del abuelo Miguel, cuando llegaba la madera del aserradero de Valsaín estaba aún muy húmeda por lo que tenían que colocar las tablas apoyadas en los muros exteriores de la carpintería y hacer pilas con ellas, para que la madera secara bien y no se abriera al utilizarla.
Algunos años después, Manolo ingenió un secadero bajo la carpintería, había resuelto el problema de la humedad, ya no importaba tanto como llegaran los pedidos de madera, el toque final estaba resuelto. El edificio del taller se amplia además con porches para el almacenaje y primer secado de la madera

Un día, uno de tantos, pasó por la carpintería una persona que quería que le hicieran unas piezas, para sustituir a otras que estaban en mal estado para un coche antiguo. Se trataba de alguien que había apostado su bigote sí no llovía, sí, efectivamente se trataba de Dº Eugenio Martín Rubio "el hombre del tiempo". Bueno, debió de quedar contento porque después volvió a pasar.

Hacia 1979 a la plantilla de la carpintería se incorpora Fernando Mateos, el hijo menor de Vicente

Hubo una época que la carpintería se dedico hacer casi exclusivamente puertas castellanas en madera de Pino Valsaín. Se las vendían a Cervigón Guerra, todos los meses hacían unas 200 puertas.

En 1983 Vicente, el mayor de los dos hermanos, se jubila, pasando las riendas a su hermano Manuel. El nombre de la carpintería cambia de nuevo a "Carpintería Mateos"

Con el paso de los años le llega el turno de la jubilación a Manuel y es éste quien ahora pasa el testigo a Fernando. La carpintería pasa a denominarse "Carpintería Fernando Mateos"

El trabajo de la carpintería ha variado mucho, ¡ciertamente!… ya no se hacen ataúdes, ni cantareras. La forma de vivir ha cambiado. La razón por la que el negocio ha logrado ser centenario, resistiendo incluso a la crisis mas reciente, ha sido saber adaptarse a los tiempos e innovar.

Dentro de esta adaptación figuran trabajos como los techos mudéjares, el realizado para la rehabilitación del artesonado de la iglesia de Santa María del Castillo en Perales de Tajuña, el que se preparó para CasaDecor, los paneles de lacería para el techo de la recepción del Hotel Marriott de Estepona o los techos para casas particulares en Toledo.
Trabajos emblemáticos como la cubierta de madera del chalet de Monteprincipe que supera los 500 metros cuadrados en planta.
También se han realizado casas bioclimáticas, en las que la madera juega un papel fundamental, en lugares como: Puerta de Hierro, Casa Alberta en Torrelodones o las realizadas aquí en Galapagar en C/ Fuentes de las Colmenas, C/ Riomonte y C/ Ortega y Gasset

La innovación, la diversidad del equipo de trabajo, el trabajar con estudios de arquitectura como Taujel, Modulab y Saaks forman parte de la clave del éxito de Carpintería Mateos.

Son bastantes las personas que en un momento u otro han formado parte del taller, probablemente deje a muchos en el tintero pero entre ellos quiero recordar a Cesáreo (el Chato), Custodio, Paco, Alvarado, Ángel, Carmelo, El maño, Sebastián y su primo Sebastián, Manolo, Fernando ... todos dejaron su granito de arena, todos de una u otra forma su huella. Gracias por los años en los que formasteis parte de la Carpintería Mateos.

El actual equipo de trabajo está compuesto por personas de formación y procedencia diversa, junto a Fernando Mateos lo componen Gonzalo Gallardo, José Miguel Sánchez, Eleanor Mihai, Angel Gómez y Luis Alberto Pérez.

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