El Reconocimiento Empresarial "1523" es un momento especial para la asociación, surge por el deseo de la junta directiva de otorgar unos premios relacionados con el mundo comercial y empresarial, pero no teníamos claro los criterios.
Hace ya cinco años Julián de Castro cumplía 100 años y entonces dijimos: ¿Por qué no reconocer a las empresas más longevas del municipio?, nos pareció una buena idea, nunca imaginamos todo lo que íbamos a aprender de la historia de las empresas, de la historia de Galapagar, de sus vecinos....Anécdotas, pequeñas historias....
Poco a poco íbamos descubriendo que había empresas centearias, Restaurante Trinidad y de más de 100 años como El estanco de Elisa, después de Elisa parecía que ya no habría nadie más antiguo y se lo dimos a Restaurante Marcelino que entonces cumplía 67 años , nada menos que tres generaciones.
Pero este año cuando empezamos a preguntar para ver a quién le tocaba, nos encontramos con Carpintería Mateos y que lleva 140 años aproximadamente, generación tras generación...
Esta vez, Mª Jesús ,la hermana de Fernando el actual gerente, nos ha ayudado muchísimo, ya que ha recopilado información, datos, fechas....
y esta es la historia de Carpintería Mateos:
No
sabría muy bien decir cuando empezaron las andaduras de la
carpintería de mi familia. Mi padre, Vicente, siempre decía que en
la "guerra de los Carlistas"... ¡esos son muchos años!...
¡ más de 140!, pero... ¡quien sabe!.
Que
sepamos nuestro bisabuelo por parte materna, Pedro Zamorano
Mingo-Juan, además de ser labrador, ganadero, entibador en la
mina de cobre Antigua Pilar de Colmenarejo, también era carpintero.
Según
la RAE entibar es: Apuntalar, fortalecer con maderas y codales las
excavaciones,especialmente las minas, y otras estructuras que ofrecen
riesgo de derrumbamiento.
En
aquella época la carpintería estaba al lado de su casa, en la calle
Travesía de Soberanía esquina a la calle Soberanía y el suelo era
de tierra.
No
se como, ni cuando nuestro abuelo Miguel Mateos empezó a trabajar
con Pedro Zamorano, alternando los trabajos de carpintería con los
de ganadería y labranza. Hay un recibí firmado por el abuelo Miguel
Mateos con fecha de primeros de marzo de 1920, por un importe de
12 ptas, con relación a unos arreglos en un pajar de la c/ Calvario,
propiedad de Dª Vicenta Sánches Greciano.
Por
entonces el abuelo Miguel Mateos ya estaba casado con Marina Zamorano
Escohotado, la hija menor del bisabuelo Pedro.
Vicente
el primer hijo del matrimonio había nacido el 15 de septiembre de
1918 en plenas fiestas patronales.
En
el último testamento de nuestro bisabuelo Pedro Zamorano Mingo-Juan,
fechado el 22 de agosto de 1924, deja a sus hijas Lucia y Marina,
entre otras cosas, el edificio destinado a carpintería,
algo de madera y varias herramientas y útiles del oficio de
carpintero.
Del matrimonio
entre Miguel Mateos Guadaño y Marina Zamorano Escohotado nacieron 6
hijos, 3 varones y 3 mujeres, Vicente, Engracia, Marina, Miguel,
Manolo y Carmina y como era usual por entonces los hijos varones
"heredaban" el oficio del padre, y los tres hermanos
Vicente, Miguel y Manolo pasaron a trabajar con nuestro abuelo y a
ser Carpinteros.
Mi
padre, Vicente, nos contaba que cuando él era pequeño, con unos 6
años, tenia que ayudar a su padre, ya que era el mayor y por
entonces el bisabuelo ya no podía trabajar. El abuelo Miguel,
iba a buscarle al colegio para que le ayudara a sujetar los palos
mientras que él los cortaba. Como era muy pequeño y no llegaba al
banco, se subía en un taburete. Un día después de ayudar a su
padre llego todo contento a casa contando todo orgulloso a su madre
que le habían tenido que cortar un par de centímetros las
patas del taburete, ¡había crecido y ya llegaba mejor al banco!.
Cuando
tenia unos 13 o 14 años, Engracia Guadaño Vicente, tía
materna del abuelo Miguel, se lo llevo a vivir con ella a Madrid y
empezó a trabajar con Andrés
Moreno Guadaño, también de profesión carpintero y
hermano del abuelo Miguel, donde aprendió hacer maletas, pero no le
gustaba la vida de la ciudad y decidió volverse al pueblo, por
entonces sus hermanos eran aun muy pequeños.
Nuestra
abuela Marina nos contaba que cuando tenían que cortar material se
tenían que ir a Villalba para que se lo serraran ya que en el taller
no tenían útiles mecánicos (como se deduce de una póliza de
seguro de la Compañía “El Águila” a nombre del bisabuelo Pedro
con fecha 30 de mayo de 1933 y otra posterior a nombre de la abuela
Marina fechada el 11 de abril de 1940)
Tres
años después el 17 de julio de 1936 comenzaría la Guerra Civil.
Hacia el final de ésta Vicente fue llamado a trincheras, su hermano
Miguel tenia 11 años y Manolo tan solo 8 años.
Hay
un documento, fechado el 21 de noviembre de 1939 "año de la
Victoria", firmado por el cura Dº José Aparicio, por 15
bancos reclinatorios, en el que se compromete a pagar 420 ptas y dice
curiosamente: "Esta cantidad será pagada total o parcialmente
cuanto antes posible". ¡No sabemos sí el abuelo la cobró!
El
22 de febrero de 1941 el bisabuelo Pedro Zamorano Mingo-Juan fallecía
a la edad de 92 años
Por
aquella época en el taller de carpintería se hacia de todo,
cantareras, puertas, ventanas, cunas, maletas, mesas, carretillas,
bancos para la iglesia, plazas de toros, cubiertas de madera... y
hasta ataúdes. ¡Sí! también ataúdes... no como los que hay ahora
¡claro está!. Nos contaban que cuando alguien fallecía, alguno del
taller, el que más se pareciera a la complexión del difunto, se
tumbaba sobre una tabla y de esa forma tomaban medida para hacer el
ataúd del difunto. ¡Ataúdes a medida!
Cuando
salían a trabajar, no siempre el trabajo estaba cerca. Sí no estaba
demasiado lejos mi abuela y mi tía Marina les acercaban la comida.
Cuando la distancia no lo permitía, como muchos otros se llevaban la
"tartera"
Hacia
1953, el taller de carpintería se trasladó a la carretera de
Torrelodones, el edificio era más grande, tenía luz eléctrica, se
le va dotando de maquinaría y aunque al principio el suelo
también era de tierra unos años más tarde se cubrió con tacos de
madera, con la testa hacia arriba formando un suelo un tanto
atractivo que pocas carpinterías tienen y que muchos clientes
quisieron tener en su casa. ¡Suelo
que a día de hoy aún existe!.
En 1955
se construye una nave destinada a taller de carpintería con un
anejo destinado a almacén y secadero en la c/ Maestro de Alpedrete
para que el mayor de los hermanos, Vicente, se trasladara allí
pero finalmente es Miguel, el mediano de los tres hermanos el que se
trasladó a Alpedrete, creando allí su propia carpintería. Pese a
la distancia la relación de los tres hermanos siempre fue
excelente y nunca dejaron de apoyarse ni personal ni laboralmente,
desarrollando conjuntamente muchas obras.
Hicieron
grandes obras como la cubierta de la casa de la finca de Los Árboles
propiedad de Gasset, la cubierta de la casa de la finca La Viña
propiedad de Dº Manuel Arburúa, quien fue presidente del Banco
Exterior y ministro de Comercio. Unos años después Dº Manuel
Arburúa les ayudo a conseguir un camión para poder transportar la
mercancía, cosa que hasta entonces se hacía en carro, en burro o
alquilando algún medio de transporte. También trabajaron
en la Bola del mundo, Navacerrada, chapando de madera los edificios,
para acondicionarlos a las temperaturas.
Cuando
eramos pequeños recuerdo a mi padre y a mi tío Manolo irse a
trabajar al taller a las 12 de la noche. Por aquella época la luz no
tenia mucha fuerza y por el día no podían trabajar con algunas
máquinas, por lo que esperaban a la noche cuando todo el mundo
dormía para poder trabajar ya que sabían que no se quedarían sin
luz y ésta tendría más fuerza. Sí es que no había tormentas.
Al
jubilarse el abuelo Miguel las riendas de la carpintería las llevan
los dos hermanos a la vez Vicente y Manolo y la carpintería cambia
el nombre a "Vicente Mateos y hermanos"
La
madera que empleaban era en un porcentaje muy elevado de Pino Valsaín
(pino silvestre), ya la empleaba nuestro abuelo Miguel. Para
conseguirlo era necesario presentar los pedidos en El Palacio Real,
en las oficinas del patrimonio, ya que es este quien lo gestiona.
En
la época del abuelo Miguel, cuando llegaba la madera del aserradero
de Valsaín
estaba aún muy húmeda por lo que tenían que colocar las tablas
apoyadas en los muros exteriores de la carpintería y hacer
pilas con ellas, para que la madera
secara bien y no se abriera al utilizarla.
Algunos
años después, Manolo ingenió un
secadero bajo la carpintería, había resuelto el problema de la
humedad, ya no importaba tanto como llegaran los pedidos de madera,
el toque final estaba resuelto. El edificio del taller se amplia
además con
porches para el almacenaje y primer secado de la madera
Un
día, uno de tantos, pasó por la carpintería una persona que quería
que le hicieran unas piezas, para sustituir a otras que estaban en
mal estado para un coche antiguo. Se trataba de alguien que había
apostado su bigote sí no llovía, sí, efectivamente se trataba de
Dº Eugenio Martín Rubio "el hombre del tiempo". Bueno,
debió de quedar contento porque después volvió a pasar.
Hacia
1979 a la plantilla de la carpintería se incorpora Fernando Mateos,
el hijo menor de Vicente
Hubo
una época que la carpintería se dedico hacer casi exclusivamente
puertas castellanas en madera de Pino Valsaín.
Se las vendían a Cervigón Guerra, todos los meses hacían unas 200
puertas.
En
1983 Vicente, el mayor de los dos hermanos, se jubila, pasando las
riendas a su hermano Manuel. El nombre de la carpintería cambia de
nuevo a "Carpintería Mateos"
Con
el paso de los años le llega el turno de la jubilación a Manuel y
es éste quien ahora pasa el testigo a Fernando. La carpintería pasa
a denominarse "Carpintería Fernando Mateos"
El
trabajo de la carpintería ha variado mucho, ¡ciertamente!… ya no
se hacen ataúdes, ni cantareras. La forma de vivir ha cambiado. La
razón por la que el negocio ha logrado ser centenario, resistiendo
incluso a la crisis mas reciente, ha sido saber adaptarse a los
tiempos e innovar.
Dentro
de esta adaptación figuran trabajos como los techos mudéjares, el
realizado para la rehabilitación del artesonado de la iglesia de
Santa María del Castillo en Perales de Tajuña, el que se
preparó para CasaDecor, los paneles de lacería para el techo de la
recepción del Hotel Marriott de Estepona o los techos para casas
particulares en Toledo.
Trabajos
emblemáticos como la cubierta de madera del chalet de Monteprincipe
que supera los 500 metros cuadrados en planta.
También
se han realizado casas bioclimáticas, en las que la madera juega un
papel fundamental, en lugares como: Puerta de Hierro, Casa Alberta en
Torrelodones o las realizadas aquí en Galapagar en C/ Fuentes de las
Colmenas, C/ Riomonte y C/ Ortega y Gasset
La
innovación, la diversidad del equipo de trabajo, el trabajar con
estudios de arquitectura como Taujel, Modulab y Saaks forman parte de
la clave del éxito de Carpintería Mateos.
Son
bastantes las personas que en un momento u otro han formado parte del
taller, probablemente deje a muchos en el tintero pero entre ellos
quiero recordar a Cesáreo (el Chato), Custodio, Paco, Alvarado,
Ángel, Carmelo, El maño, Sebastián y su primo Sebastián, Manolo,
Fernando ... todos dejaron su granito de arena, todos de una u otra
forma su huella. Gracias por los años en los que formasteis parte de
la Carpintería Mateos.
El
actual equipo de trabajo está compuesto por personas de formación y
procedencia diversa, junto a Fernando Mateos lo componen Gonzalo
Gallardo, José Miguel Sánchez, Eleanor Mihai, Angel Gómez y Luis
Alberto Pérez.
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